Con frescura y audacia, Laura Ramos trama en La verdad es que estoy sola y que estoy ardiendo una pequeña cosmogonía cuajada de mitos propios, hasta construir una leyenda, un lenguaje y una lógica personales en el espacio imaginado de Nonú. Un yo oblicuo, sensible a las vibraciones del amor, reverbera en la rica sinfonía de voces que atraviesa estos textos, caracterizados por la deconstrucción formal del objeto «poema» y por convocar la pureza de los cuatro elementos al «esculpir el agua».
Rodrigo Olay.