He aquí una respiración, un camino, un punto de vista y una humanidad deslumbrante. Aquí se escribe desde un sitio descreído, pero no amargo ni cínico, como si la lucidez no necesitara de sobreactuaciones. Es y ya está, a seguir con lo que estamos haciendo. Tiene el compás pinchado en el punto justo de muchas cosas: la ternura, la decepción, la tristeza, la infancia y la generosidad de haber vivido. Porque al mar y a la muerte se han de ir con las abuelas, por supuesto. La bondad y la inteligencia. Eso es lo único que se ha de respetar en este mundo.
Carlos Zanón.