La poesía de Daniel es clara, sensible, comunicativa, directa, musicalmente sabia y emotiva, sin recovecos de reflexión barata, inteligente, cultivada, ligera, confidencial con el lector al tiempo que secreta. Un buen libro. Disfrútenlo. Versos como los de Daniel no se encuentran todos los días por la calle. Son versos de domingo luminoso, sin lunes a la vista, con aires de niñez eterna.
Luis Alberto de Cuenca.