Mary Eleanor Wilkins Freeman (Randolph, Massachusetts, 1852 – Metuchen, Nueva Jersey, 1930) nació en Nueva Inglaterra, en el seno de una familia puritana que le procuró una estricta y represiva educación religiosa cuya huella puede apreciarse en muchos de sus temas y personajes. Cultivó especialmente el relato breve, a menudo ambientado en su tierra natal, de cuya vida privada nos ofrece un íntimo retrato. Pero su auténtico reino es el alma humana, especialmente la de la mujer.
Enfrentadas a problemas aparentemente menores, pero cuya auténtica gravedad solo la autora es capaz de desvelarnos, las mujeres de Mary E. Wilkins Freeman se nos presentan como verdaderas heroínas cotidianas, en una continua lucha por imponer su individualidad frente a las presiones de la sociedad.