En esta primera novela, Sara Herrera Peralta defina la escritura como una actividad artística radicalmente humana. Ficción y testimonio conviven en ella como muestra de la necesidad de ambas en el propósito de alcanzar aquello a lo que llamamos realidad. El trayecto que inicia su personaje está marcado por un impulso ético -el sentido de la escritura en una vida-, que no deja de ser la traducción estética de la experiencia artística. Para ello, su autora descose los trajes de los distintos cauces de expresión literaria -el ensayo, la narrativa, la poesía-, para con ellos, convertidos en retales, hilvanar «Arroz Montevideo».
Daniel López García.