Esta mujer, ¿cómo se llama?, Isabel Bono, nos trata como a palomas del parque.
Nos tira migajas poéticas, porciones de perspicacia, cachitos musicales y sensibles. Nosotros nos movemos a su alrededor, ansiosos de más.
Ella dice bien las cosas y las dice profundas. Tan pronto nos enseña un poco de dolor personal como traza el dibujo de un sueño turbio o la imagen de una tarde solitaria. Lo cual no impide que al fin seamos nosotros los que se quedan en el suelo y ella la que levanta el vuelo.
Fernando Aramburu.